Se trataría de tener un conocimiento lo más profundo posible de las características físicas y químicas del suelo sobre el que se asienta la plantación, del agua de riego (muchas  veces de distintos orígenes: pozo, canal, balsa de escorrentía,..) y del clima y microclima que nos afecta (regímenes de lluvia , temperatura, humedad relativa,…) conociendo lo mejor posible todos los factores limitantes y las ventajas que pueden suponer para la producción.

Para ello se dispondría de datos de análisis de laboratorio,  datos de clima a tiempo real (fácilmente disponibles en muchos casos a través de las estaciones agroclimáticas automáticas accesibles a través de internet), así como los registros realizados en la finca.